Categorías

lunes, 11 de julio de 2016

Pensamientos desordenados

Cuando tenía dieciséis años soñaba con ser periodista. Recuerdo que en mi época de adolescente devoraba libros, periódicos, revistas... Lo que sucedía en el mundo despertaba en mí gran interés. Cuando estalló la Guerra de los Balcanes sentí que quería hacer algo. Hubo campañas de recogida de ropa de abrigo.  Desmontaba los armarios de la casa, juntaba abrigos, gorros, bufandas... Imaginaba a las personas que los llevarían. Estaba convencida de que con aquel acto solidario pondría un poco de calor en sus vidas. El mundo por aquel entonces no era mucho mejor que el de ahora. La vida separó de mi camino la carrera de Periodismo y puso en su lugar la de  Derecho. Entré ilusionada en la universidad, con ganas de aprender, convencida de que iba a ser una etapa enriquecedora, durante la que conocería a personas con inquietudes culturales y sociales con las que compartiría muchas cosas. Nada de eso sucedió. Allí había un único interés: competir y sacar las mejores calificaciones. Después de muchos años, el Derecho ha vuelto a mi vida. Siento que me he reconciliado con mi pasado, que se ha roto esa relación de amor-odio que mantuve con esta carrera, llegando a avergonzarme de haberla estudiado. Al fin y al cabo el Derecho, en sí,  no fue responsable de nada, lo fueron otras cosas que ya forman parte del pasado y ya no existen.
Solo cerrando puertas se pueden abrir otras nuevas, así que, allá vamos, a por las oposiciones para el Cuerpo Auxiliar de la Administración General del Estado.

No hay comentarios: